martes, 9 de junio de 2009

María José Pasos: Cartas a mi Theo

Querido Théo:


Me parece que ha pasado casi un siglo desde que Vincent murió, y desde entonces, no puedes negar que nada volvió a ser lo mismo. Old boy, los ríos se han envilecido, sin corriente que los jale hacia la playa. Pero reviso las viejas cartas, que a veces no me dicen gran cosa, las cartas, Théo, no vayas a quemarlas. Ahora comprendes que esa naturaleza no estaba llamándonos; se estaba despidiendo. Han muerto los árboles y pronto morirá la tierra, y los colores se despedirán de nosotros y nos quedará el gris. Pero, tu entiendes, no ese gris de infinitas posibilidades que Vincent, en su delirio, pudo descubrir. Todo se está volviendo gris como después de la lluvia, pero sin lluvia. Y después de eso ¿ Dónde estarás para recibir las cartas?.Hoy amaneció más tarde y probablemente el día se haga más corto. Los hombres se pudren dentro de la casa, y no sé qué hacer. Paseo alrededor de la tierra, pero todo es lo mismo. En estas mañana, tu sabes, old boy, cómo se pone todo. Había en un cuaderno de notas una frase de Millet que decía: preferiría no decir nada antes que expresarme débilmente. Ahora las fuerzas no me alcanzan para decir las cosas con un par de líneas fuertes. Estaré viviendo, yo también, la muerte de Vincent como algo cruelmente cierto. Pero tú, permanecerás en esta correspondencia. Has sido el único que logró mantenerse de pie. Aún en tu propia locura, que va acercándote a nosotros como si de pronto el cielo se despejara.No sé cuánto más podre resistir, pero yo también, en el momento de mi muerte, ten por seguro que guardaré una carta en mi bolsillo. Estará cerrada y será tuya. No la reclames, Théo, sabes que no es necesario, pues desde ahora comprendes lo que dirán sus páginas blancas.

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